jueves, 18 de septiembre de 2014

El Método Estivill: un método poco sensible y nada científico


Es entendible que los padres se desesperen para que sus bebés duerman toda la noche. Todos queremos tener un sueño reparador por las noches para poder funcionar efectivamente al siguiente día en nuestras rutinas y lugares de trabajos. En nuestro afán de recuperar la rutina que se tenía antes de la llegada del bebé, recurrimos a las recomendaciones y técnicas de los expertos.Todo el mundo, desde la suegra hasta el panadero de la esquina, se creen con potestad de opinar sobre cuestiones que les incumben únicamente a los padres. Este es justo el momento preciso en el que algún opinólogo aprovecha  para mencionar las bondades del susodicho método de Estivill o, mejor aún, para aparecer por casa con el “Duérmete Niño” o el nuevo "A dormir!" envuelto en un precioso papel de regalo.

Millones de libros relacionados con el adiestramiento del sueño se han vendido alrededor del mundo. Entre los más populares están aquellos escritos por el Dr. Richard Ferber en EEUU y de su aprendiz el Dr. Eduard Estivill de España. La técnica de adiestramiento que ellos proponen se basa en el abandono del bebé en su cuna por periodos de tiempo que van incrementando sistemáticamente. La técnica además involucra ignorar el llanto del bebé. Estos métodos que ellos proponen en sus libros han demostrado ser métodos efectivos en lograr el objetivo deseado, es decir, la mayoría de padres que siguen la receta al pie de la letra logran que sus hijos duerman en sus cunas toda la noche. Sin embargo, lo que estos padres no saben es que el precio a pagar por unas noches más reparadoras y sin disrupciones puede ser muy alto. Estos libros no aluden a los efectos de este adiestramiento a largo plazo. Pero eso es obvio. El objetivo de estos doctores es lograr que los bebés duerman pues eso es lo que los padres quieren. El objetivo nunca ha sido la felicidad del bebé, ni que los bebés se desarrollen óptimamente. Todo lo que ellos recomiendan en sus libros a través de éste método inventado y sin respaldo científico, revuelve alrededor de la necesidad de los padres. 

El Dr. Ferber es especialista en el área de la salud física y el Dr. Estivill es especialista en trastornos del sueño. Ninguno de los dos es psicólogo infantil de manera que no está dentro de su área de experiencia el aludir a los efectos psicológicos de tal adiestrameinto. Interesantemente, el Dr. Ferber durante entrevistas realizadas recientemente ha declarado públicamente que se arrepiente de haber dado ciertos consejos a los padres a través de sus libros y publicaciones. Él admite además que una práctica alternativa y muy respetable es el dormir cerca de los padres como solución a lo que tanto él como Estivill perciben como un ‘problema’. El ‘problema’ del insomnio infantil. Es entendible que dos doctores sin entrenamiento en psicología infantil y desde una perspectiva adulta consideren que un hecho fundamentalmente biológico -tal como el despertar frecuente de los bebés por la noche-  sea un trastorno del sueño o un problema que necesite remediarse. Un ‘problema’ que al parecer afecta al 100% de los bebés humanos porque no hay bebé que duerma toda la noche y que prefiera hacerlo en solitario. Me pregunto ¿qué les diría la madre naturaleza a estos dos doctores si ella pudiera hablar? Seguramente la naturaleza lo tomaría muy a pecho el que se implique que todos los bebés humanos vienen con falla de fábrica.




Así es como funciona el método Ferber o el método Estivill: No se empieza este entrenamiento antes del tercer mes. Primero se los deja llorar por 5 minutos solos en sus cunas al cabo de los cuales la madre (o el padre) entran a la habitación del bebé a reafirmarle  que todo está bien. No se los debe marcar. Simplemente se les dice frases positivas que lo hagan sentir mejor y aún sigan llorando la madre sale de la habitación dejándolo llorar por 10 minutos. Después se repite el proceso y se los deja llorar por 15 minutos. El proceso se repite gradualmente en incrementos de 5 minutos hasta que finalmente se ha entrenado al bebé a no llorar por largos periodos de tiempo. Por lo general los intervalos de llanto disminuyen porque el bebé aprende a no depender de sus padres o porque simplemente está exhausto después de llorar por horas y su cuerpo inevitablemente cae dormido. 

Este método ha sido efectivo para entrenar a muchos bebés, sin embargo, así los padres hayan seguido la receta al pie de la letra, hay ciertos bebés que no responden a este entrenamiento. Muchos desarrollan infecciones de oído por la congestión que conlleva el llanto prolongado. Si ese es el caso, la receta recomienda a los padres interrumpir el proceso mientras se recupera el bebé y retomarlo una vez que se termine la dosis de antibióticos. Además, dado que este método asume que no habrá cambios en los horarios y rutinas del bebe, algo tan simple como una salida a comer durante las horas de siesta del bebé puede interferir con el proceso de entrenamiento. 

A pesar que éste método es duro tanto para los bebés como para los padres quienes instintivamente sienten la necesidad de consolar y de responder a su necesidad, los bebés por lo general responden al entrenamiento. Con el tiempo se rinden y dejan de llamar a sus padres con su llanto, lo cual se interpreta como que han aprendido a dormir solos sin necesidad de ser arrullados o amamantados. Debido a que no hablan, los adultos no sabemos que es lo que nuestros bebés opinan y sienten después de haber pasado por esa experiencia. Sin embargo, los estudios científicos nos dan una buena idea de que es lo que pasa físicamente dentro de sus cerebros y de sus sistemas corporales. Hay un sinnúmero de estudios que han demostrado que el llanto prolongado eleva la frecuencia cardiaca, eleva la presión sanguínea en el cerebro, reduce los niveles de oxígeno y pone al corazón en un estado de estrés. Los niveles de cortisol, de adrenalina y de otras hormonas del estrés se elevan en gran medida, lo cual a la vez  impide el funcionamiento apropiado del sistema digestivo e inmunológico. Estos son simplemente algunos efectos físicos de un entrenamiento poco sensible, no se diga los daños psicológicos que son más difíciles de estudiar puesto que no se ven. 

Sobre los efectos psicológicos del entrenamiento, apliquemos algo que ignoramos muchas veces llamado ‘sentido común’ ¿Qué es lo que realmente aprenden los bebés a partir de un adiestramiento basado en la negligencia y en el abandono durante una etapa en la que son completamente dependientes de los adultos? Aprenden a desconfiar y a no depender de sus progenitores.  Aprenden a que sus necesidades y sus llamados de auxilio no son importantes y que su mundo ahora es frío y solitario. Aprenden que las palabras de amor y de consuelo que reciben durante el día, no se aplican a la hora de dormir. Es muy posible que éstas experiencias tan tempranas marquen de por vida su sentido de valor y de autoestima. 

A pesar de todos los riesgos implicados en este tipo de entrenamientos, cabe aclarar que hay personas a quienes consideramos ‘normales’ quienes fueron entrenadas a dormir con estos métodos cuando eran bebés. Hay también personas que de adultas no pueden dormir sin una televisión prendida o sin música de fondo. Es muy difícil para la ciencia el poder determinar exactamente cuáles son las causas exactas de ciertos trastornos o problemas tanto físicos o psicológicos porque, por lo general, todo problema es causado por una combinación de factores. Sin embargo, sea cual fuere tu preferencia o estilo de crianza, recuerda que es igual de importante proteger la salud mental y física de nuestros hijos como lo es el proteger la nuestra. Los padres que están privados de sueño no podrán ser padres amorosos y efectivos. Por el contrario, serán padres cansados, gruñones y frustrados. Así que pon estas dos cosas en la balanza. No nos sirve de nada el privarnos de dormir para atender al bebé por la noche si es que eso implica que durante el día vamos a estar mal genios y menos tolerantes. Existen otras maneras más sensibles para entrenar a los bebés a dormir solos que no implican dejarlos llorar (Elizabeth Pantley propone un método sin lágrimas en sus libro "Felices Sueños") y hay también la práctica del colecho , que pone al bebé más contento y al mismo tiempo permite que los padres descansen mejor por la noche. 

Tal vez más importante que lo que diga o no diga éste artículo, es saber escuchar tu voz interna de madre o de padre y hacer caso a TUS INSTINTOS. Si el dejar llorar a tu bebé te hace sentir culpable o te incomoda, por algo será. La naturaleza no nos diseñó para abandonar a nuestras crías por la noche. De hecho, lo más seguro es que si las madres de la edad de piedra hubieran dejado a sus hijos en otro lugar de la cueva por la noche, no hubiéramos sobrevivido como especie. 

Sandra Ramirez M.S.E.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario