sábado, 26 de noviembre de 2016

Las 5 maneras en las que Freud perjudicó a la crianza

Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, fue un médico vienés que desarrollo una teoría en la que la idea principal es que la manera en la que los padres enfrenten los deseos sexuales y agresivos básicos de los niños determinaría cómo éstos desarrollarían sus personalidades y su salud mental como adultos. A pesar de sus graves errores teóricos de los cuales hoy todavía nos queremos recuperar como sociedad, Freud también tuvo muchos aciertos. Entre ellos, el descubrimiento del inconsciente, el entendimiento de la sexualidad como una fuente de debilidad o de fortaleza, lo gratificante de la fantasía y el deseo, el poder aliviador de verbalizar las emociones, el concepto de mecanismo de defensa, nuestra inherente tendencia a resistir el cambio, el impacto de nuestros pasados en nuestro presente, y la proyección. Entre sus errores más grandes esta su conceptualización de la homosexualidad como un resultado directo de la crianza, y su conceptualización de la sexualidad femenina la cual construyó alrededor de la supuesta "envidia del pene". 

Otros errores de Freud fueron más indirectos, pero no por eso menos influyentes en otras áreas cercanas a la psicología como lo es la del desarrollo infantil, y por lo tanto, la crianza. Aunque las madres y padres del siglo XXI raramente encuentran referencias freudianas en los libros y artículos de crianza, los principios psicoanalíticos del aquel médico austríaco están estrechamente entrelazados en los libros de crianza de hoy y de todos los tiempos. Para muchos psicólogos contemporáneos, incluyéndome, resulta tremendamente difícil aceptar que aquel padre de la psicología que tanto aportó a nuestra vida profesional haya sido también quien más haya perjudicado a la crianza a través de sus teorías. De hecho, el pediatra Benjamin Spock que tanta influencia ha tenido en la crianza principalmente de la sociedad americana, se basaba fundamentalmente en las teorías de Sigmund Freud sobre el desarrollo psicosexual de la niñez. Los títulos de los capítulos y el índice no hacen ninguna referencia a la envidia del pene ni a los complejos edípicos, pero todas las referencias y sugerencias en sus libros están delicadamente atadas a las teorías de Freud. De hecho, el enfoque de Spock para educar a los bebés se derivó directamente de sus estudios en el Instituto Psicoanalítico de Nueva York a finales de los años treinta. Generaciones de padres han devorado y han seguido sus múltiples ediciones de sus libros de crianza, los cuales escribió guiado por los principios freudianos en un esfuerzo de prevenir “daños represivos” en la psique de los niños. 

A diferencia de los devotos de Spock, cuya comprensión de la infancia gira en gran medida en torno a los estudios de otros grandes de la psicología, Freud conceptualizó esos años formativos de la infancia basado en sus propias experiencias, de hecho , se basó en la relación con su padre en particular. Su libro "Interpretación de los sueños" publicado en el año 1900 esboza sus teorías bases – en especial describe las cinco fases infantiles distintas que – en teoría- determinan cómo los niños y niñas eventualmente manejan sus identidades conscientes e inconscientes en la edad adulta. De acuerdo con el padre del psicoanálisis, los bebés vienen al mundo en su etapa oral, se fijan en la alimentación, luego hacen la transición alrededor de 18 meses a la etapa anal, la misma que culmina con el control de esfínteres. Luego, entre las edades de 3 a 6, las cosas se ponen más intrigantes con la llegada de la etapa fálica, en la cual las identidades sexuales toman forma en torno a la vinculación con los padres; Edipo emerge durante ese tiempo, buscando el afecto del progenitor del sexo opuesto. Y finalmente, después de un período de latencia en los años veinte, los jóvenes navegan la etapa genital, edad en la que tanto la permisividad o la represión previa de los padres se manifiesta como un comportamiento sano o inadaptado, respectivamente. 

Puesto que Spock tejió tan bien esas fases freudianas con consejos prácticos de crianza, sería interesante ver cómo Freud interpretaría – si estuviera vivo- la variedad de estilos de crianza que se practican hoy en día. En otras palabras, sería interesante para Freud el ver como Spock inyecta su teoría psicoanalítica en su famoso manual para padres. Tal vez al ver su influencia en la crianza repensaría todas sus teorías. La teoría psicoanalítica de Sigmund Freud por muy descabellada que suene al oído contemporáneo, influenció mucho y de forma negativa a la crianza del siglo XIX y lo sigue haciendo. En pleno siglo XXI todavía estamos intentando reparar los daños que este personaje causó a la crianza. Es lamentable que sus teorías continúen siendo estudiadas por los actuales psicólogos en formación pues sus teorías están muy lejos de ser ciencia. Este filósofo replanteó la naturaleza humana y al hacerlo nos llenó de tabús y prejuicios a pesar que sus teorías y tratamientos asociados, como ciencia, fallan en rigurosidad. Ahora bien, cierto es que los psicoanalistas de hoy no interpretan la teoría de Freud de manera literal ni están esperando a ver en qué momento sus pacientes dibujan o se refieren a elementos fálicos, sin embargo, siguen fieles al objeto de estudio, el inconsciente, que no es comprobable , no puede ser medido de manera empírica ni aplicado de forma práctica.



Pues bien, aquí van mis cinco críticas a la teoría freudiana que más han influenciado negativamente a la crianza. 

1- Lactancia- El pecho es lo mejor ... pero según Freud, no demasiado! 

Un grupo de defensa de la lactancia llamado La Liga de la Leche (LLL) se formó en el 1956 cuando las madres lactantes en los Estados Unidos eran cada vez menos. En las décadas siguientes, la labor de LLL ha sido crucial en devolver y repensar la importancia de la lactancia materna en la salud y desarrollo psicológico de los niños. Si Sigmund Freud estuviera vivo, probablemente estaría a bordo con la lactancia materna – pero solo hasta cierto punto. La psicología freudiana sostiene que la lactancia materna es una de las ocupaciones fundamentales de un niño en la etapa oral, que dura aproximadamente desde el nacimiento hasta los 18 meses. Por un lado, el destete de un bebé demasiado rápido del seno cultivaría fijaciones orales y rasgos de personalidad pesimistas, pero dejar que un bebé amamantara durante demasiado tiempo – según el - también podría tener los efectos indeseables de afilar el desamparo y la indulgencia. Por esa lógica, Freud probablemente condenaría a toda mujer que decida seguir las recomendaciones de la OMS, las cuales muy claramente recomiendan lactancia materna exclusiva los primeros seis meses y de forma complementaria hasta los dos años o más

2- El Colecho 

Una de las prácticas de apego más polémicas es el colecho , entendido como la práctica de dormir muy cerca del bebé en superficies separadas , o dormir con el bebé en la misma cama con los padres. Más allá de las advertencias acerca de cómo llevar un colecho seguro, Freud probablemente estaría más preocupado por los efectos psicosexuales de esta práctica. Para aclarar, el colecho es generalmente orientado hacia los bebés en sus primeros meses y años de vida, mientras que la fase fálica freudiana en la que esta práctica impactaría más se produce entre las edades de 3 y 6 años. Es en esta última, la fase fálica, en la que niños y niñas supuestamente desarrollan atracciones sexuales inconscientes hacia los padres de sexo opuesto, además de las rivalidades concurrentes con padres del mismo sexo. Los niños, por lo tanto, encuentran el complejo de Edipo, en el cual sus madres se convierten en las estrellas de sus inocentes ojos, y subsecuentemente por contribución de Carl Jung, las niñas luchan contra el complejo de Electra en búsqueda de la adulación paternal. Dormir en el lecho marital, desde la perspectiva de Freud, sólo agravaría esos conflictos psicológicamente confusos, profundizando esos impulsos de odio amoroso y causando neurosis. 


3- Disciplina 

A principios de los años 2000 se hizo popular el término “padres helicóptero”. Estas mamás y papás son caracterizados por su excesivo involucramiento en las actividades de los niños y por sus intervenciones constantes para prevenir frustraciones o puntajes académicos insatisfactorios. Generalmente estos padres sobre-programan las vidas y actividades de sus hijos en un afán de asegurar su éxito futuro. Para hacer de esto una crítica freudiana sobre una paternidad tan controlada, solo hay que revisar los consejos del Dr. Spock. En "Baby and Child Care". Spock anima a los padres a permitir que los niños tengan tiempo y espacio para jugar, explorar e incluso romper las reglas por sí mismos, lo cual está muy bien, sin embargo su razonamiento detrás de este consejo no es precisamente para permitir a los niños desarrollar una sana autonomía sino para permitirles tener una transición libre y limpia desde una a la siguiente fase de desarrollo freudiano. Spock hizo énfasis en la libertad y su regla de oro era el instinto, pero muy poca atención le dio a los límites. De aquí la aparición de tantos padres permisivos que surgen en oposición a los padres helicópteros. En su afán de no interferir con esa limpia transición, insisten en centrar sus hogares y decisiones familiares solo en el bienestar del niño olvidándose que ellos también tienen necesidades y deseos. Al igual que con la lactancia materna, una aproximación más sana en la crianza es considerar las necesidades y deseos tanto de los padres como de los niños. 

4- Control de esfínteres 

Si bien Sigmund Freud no se consideraba a sí mismo como un experto de temas de crianza , tuvo mucho que decir sobre el entrenamiento del control de esfínteres. Así como la lactancia materna es el marcador conductual de la fase oral, el control de esfínteres es el hito que acompaña a la fase anal de un niño, y esta dura desde los 18 meses a los 3 o 4 años. Freud sugirió que obligar a un niño a abandonar los pañales antes de entrar en la fase anal podría ser perjudicial para su desarrollo, sembrando semillas psicológicas de hostilidad, y muchos problemas mojando la cama. Freud proponía que los padres permitieran a los niños pequeños dictar su propio ritmo de entrenamiento en el baño, lo cual es una práctica muy respetuosa de los ritmos de los niños, pero eso significó que quienes por otras razones debían apresurar el proceso (niños a cargo de terceros o en centros infantiles) temían que el control de esfínteres temprano resulte en una represión psicológica. No me malentienda. Yo soy partidaria de permitir que sean los niños quienes guíen sus propios procesos madurativos y evolutivos. Sin embargo, no soy partidaria de culpabilizar a los padres cuando sus circunstancias sociales o económicas no les permiten respetar esos ritmos. La investigación contemporánea sobre el entrenamiento en el baño ha desacreditado las preocupaciones de Freud sobre el control de esfínteres temprano y su vínculo a cuestiones psicológicas o a las sábanas mojadas. 

5- Relaciones parentales 


La interpretación de Freud de las relación padre-hijo, aunque innovadora, estaba firmemente arraigada en los roles de género tradicionales de su tiempo. Se consideraba que los padres eran los jefes autoritarios de la familia, y el cuidado infantil era enteramente un rol de la madre. Por lo tanto, el creía que los papás no desempeñan un papel importante en el desarrollo del niño hasta la fase fálica de las edades de 3 a 6. Durante ese tiempo, los niños especialmente empiezan a tomar nota de lo que hacen sus padres, e inconscientemente detestan sus aproximaciones sexuales hacia las madres. Y con ese conflicto interno y el potencial de un enfrentamiento edipal entre padre e hijo, supuestamente surge la ansiedad de la castración -el temor inconsciente de que el padre corte el pene del niño para defender su posición patriarcal. El mensaje que esto comunicó a los padres de ese entonces es que son las madres las que o bien permiten o bien quebrantan el desarrollo del predominio de la libido pulsional (o desarrollo psicosexual para el lector que no esté acostumbrado a estos términos netamente freudianos). Como si no tuviéramos las madres suficiente responsabilidad cargando con todos los aspectos de la crianza, resulta que somos también las responsables de las fijaciones y recorridos de la líbido de nuestros hijos que solo se hacen evidentes a posteriori

Los estudiosos contemporáneos han cuestionado este entendimiento poco progresista de Freud en cuanto a los roles de género. La investigación pediátrica también ha mejorado desde la muerte de Freud en 1939 para establecer pautas empíricamente sólidas que ayuden a los padres a criar bebés y niños sanos, pautas que obviamente no requieren ayuda del psicoanálisis. Hoy en día el psicoanálisis posee varias orientaciones entre las que se incluye Winnicot, Lacan; y otras mucho más adaptativas con un sesgo fuertemente moral y de control social como es el caso del psicoanálisis de la escuela americana originado a partir del trabajo de Anna Freud. Si bien Sigmund Freud no tuvo incidencia directa en la crianza, fueron sus seguidores y quienes leyeron sus obras quienes indirectamente contaminaron lo que hasta ese entonces era un área poco científica y nada investigada. 

Hoy por hoy, la crianza es un área de mucha investigación tanto por psicólogos evolutivos y del desarrollo como por neuropsicólogos. Estos últimos siguen intentando encontrar el lugar exacto en el cerebro en donde podría alojarse el llamado inconsciente. No descartan su existencia por completo, porque de ser así habrían parado de buscar su ubicacíón. Por algo se dividen los psicólogos en aquellos a favor o en contra de Freud, pero nunca sin Freud. Su legado e influencia fue innegable para la psicología. 

 Sandra Ramírez 


Fuentes:

Belkin, L. (2009) The Dangers of Sleeping with Baby. http://parenting.blogs.nytimes.com/2009/01/26/the-risks-of-sleeping-with-your-baby/?_r=0 

Burton, N. (2012) Totem and Taboo: The life and Thought of Sigmund Freud. https://www.psychologytoday.com/blog/hide-and-seek/201204/totem-and-taboo-the-life-and-thought-sigmund-freud 

Firestone, S (1970) The Dialectic of Sex: The Case for Feminist Revolution 

La Leche League International.

Sullivan, J. (1995) Dr. Freud & Dr. Spock. http://surface.syr.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1321&context=libassoc 

Sandra Ramírez M.S.E. es psicóloga educativa y educadora. Tiene una Licenciatura en Psicología de Beloit College, una Maestría en Educación Primaria de la Universidad de Alabama y otra Maestría en Psicología Educativa de la Universidad de Wisconsin- Whitewater. Ha trabajado con padres y maestros en las escuelas primarias tanto en su país natal Ecuador, como en los Estados Unidos. Es además consultora de temas de progreso académico e intervenciones educativas en el distrito escolar de Whitewater, WI en donde se desempeña también como maestra de apoyo a niños bilingües. Sus dos libros, Sin gritos ni castigos: Educando para la autodisciplina y Crianza con Apego: De la teoría a la práctica han tenido una gran acogida a nivel internacional.

domingo, 5 de octubre de 2014

LACTANCIA CONTINUADA


El término "lactancia prolongada" o "lactancia extendida" se usa comúnmente para describir a la lactancia después del primer año. Es lamentable que la palabra "prolongar" de por sí implique que es algo fuera de lo normal. Cuando la realidad es todo lo opuesto. Lo normal debería ser dar de lactar exclusivamente por 6 meses y de forma complementaria por lo menos por dos años. Así lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UNICEF. Aquellas personas que apoyamos la lactancia pasado el año de vida preferimos llamarla 'lactancia sostenida' o 'continuada' pues en muchas partes del mundo, continuar la lactancia indefinidamente es lo normal. Sin embargo, en las culturas donde se enfatiza la independencia y la autosuficiencia, el amamantar después del primer año se ve como algo negativo. Entre los latinos, algunos lo ven como una práctica "antigua", o algo que sólo se hace en zonas menos desarrolladas. Lo interesante es, sin embargo, que en las culturas del primer mundo, las madres que deciden dar de lactar después del primer año son por lo general madres con mucha educación y están bien informadas acerca de los beneficios que una lactancia continuada trae no solo para sus niños sino también para ellas.



Dependiendo de la cultura, el seguir dando el pecho a un bebé o niño después del primer año, puede que ocasione ciertas críticas y presiones por parte de los familiares, amigos y los profesionales de la salud que irónicamente no están bien infomados. Los profesionales de la educación ( psicólogos escolares, logopedas, pedagogos, maestros, educadores) también critican la lactancia continuada. Por lo general, en cuanto se enteran del mantenimiento de la lactancia más allá de lo que consideran “normal” aluden a futuros problemas psicológicos  infundados o culpan a lactancia prolongada de cualquier problema de comportamiento, de desarrollo, o de salud que se de o pueda dar.

No esta claro porqué incomoda tanto a la gente el que se dé de lactar a un niño mayor. Sin embargo, se sospecha que una de las teorias a la raíz de estos mitos comunes, es la teoria psicoanalitica de Freud. Este psicólogo austriaco, influenció a las culturas de occidente con sus teorías basadas en los deseos sexuales inconscientes. Sigmund Freud creía que gran parte del comportamiento humano está gobernado por deseos inconscientes. Propuso una serie de etapas críticas por las cuales hemos de pasar los primeros años de vida y no sólo dió mucha importancia a las experiencias infantiles sino que también sostuvo que muchos deseos inconscientes en los niños son de índole sexual. Freud decía que en el primer año y medio de vida, la fuente dominante del placer sexual para el niño es la boca (el placer se adquiere a través de la succión del pezón de la madre). Según él , si se permite al bebé un exceso de satisfacción más allá de la etapa que consideraba apropiada (18 meses), entonces las madres estaban permitiendo que la energía sexual esté vinculada a esa parte del cuerpo de forma duradera. A ésto lo llamo: fijación. Advirtió que los lactantes que reciben demasiada satisfacción oral pueden convertirse en personas muy optimistas y demasiado dependientes de otros en la satisfacción de sus necesidades.

A partir de ésta teoría, como es obvio, los senos se volvieron objetos sexualizados incluso durante el periodo de lactancia inicial. La lactancia empezó a ser vista como una manera de la madre de satisfacer la "energía sexual" del bebé caracterizada por la succión del pezón de la madre durante la etapa oral. La gente se olvidó de la función primordial de nutrición de la lactancia y de su importante rol en el establecimiento de un vínculo de apego seguro con la madre. Se empezó a ver a la lactancia continuada no sólo como algo perjudicial sino incluso como una práctica incestuosa. Los psicólogos temían una "fijación" y una excesiva "dependencia" si las madres continuaban permitiendo que sus hijos amamanten después del periodo oral. Los psicólogos adheridos a ésta teoría empezaron a analizar de sobre manera a la lactancia continuada, un hecho que hasta ese entonces era una práctica muy común. El instinto de madre fue completamente envenenado por teorias sin fundamento científico. La teoría psicoanalítica de Freud por muy descabellada que suene influenció mucho y de forma negativa a la crianza del siglo XIX y lo sigue haciendo. En pleno siglo XXI todavía estamos intentando reparar los daños que éste personaje causó a la crianza. Es lamentable que sus teorías continúen siendo estudiadas por los actuales psicólogos en formación pues sus teorías están muy lejos de ser ciencia. Este filósofo replanteó la naturaleza humana y al hacerlo nos llenó de tabús y prejuicios a pesar que sus teorías y tratamientos asociados , como ciencia, fallan en un examen riguroso.

La lucha para reparar los daños causados por teorías que carecen de fundamento científico sigue en pie. Si tu eres una madre que sigue amamantando después de la "etapa oral", no debes desanimarte por los comentarios de la gente o de los psicólogos. Tienes el respaldo científico de la OMS y la UNICEF. Sus estudios indican que seguir amamantando  aporta beneficios emocionales y físicos tanto para el bebé/niño como para la madre. Aquí están algunos de ellos:






Aún después de ser informados acerca de éstos beneficios, mucha gente te seguirá preguntando ¿sigues dando el pecho?. Recuerda: a palabras necias , oídos sordos. Tu sabes mejor que nadie que es lo mejor para ti y tu hij@. El destete es un acuerdo entre los dos. No permitas que nadie te haga sentir insegura de tus decisiones de madre. El día que le quitemos tanta cabeza a la crianza, quizá podamos aprender a disfrutarla más y a debatirla menos. Lamentablemente estamos muy lejos de eso y necesitamos reencontrarnos con nuestro instinto que ha sido envenenado. Debemos seguir educando, desaprendiendo, aprendiendo, desmitificando, reafirmando, empoderando. Algún día no dudaremos tanto de nuestra condición, no dudaremos tanto de nuestra capacidad de alimentar a nuestras crías física y emocionalmente, no dudaremos tanto de si hacemos bien o mal, porque simplemente haremos, daremos y nos entregaremos. Ojalá algún día seamos más como  los bebés y los niños pequeños. Y vivamos más, cuestionando menos. 

Sandra Ramirez M.S.E.


A continuación un video muy interesante acerca de la lactancia continuada.

http://www.dailymotion.com/video/xi161d_lactancia-materna-prolongada-un-tabu_school

jueves, 18 de septiembre de 2014

El Método Estivill: un método poco sensible y nada científico


Es entendible que los padres se desesperen para que sus bebés duerman toda la noche. Todos queremos tener un sueño reparador por las noches para poder funcionar efectivamente al siguiente día en nuestras rutinas y lugares de trabajos. En nuestro afán de recuperar la rutina que se tenía antes de la llegada del bebé, recurrimos a las recomendaciones y técnicas de los expertos.Todo el mundo, desde la suegra hasta el panadero de la esquina, se creen con potestad de opinar sobre cuestiones que les incumben únicamente a los padres. Este es justo el momento preciso en el que algún opinólogo aprovecha  para mencionar las bondades del susodicho método de Estivill o, mejor aún, para aparecer por casa con el “Duérmete Niño” o el nuevo "A dormir!" envuelto en un precioso papel de regalo.

Millones de libros relacionados con el adiestramiento del sueño se han vendido alrededor del mundo. Entre los más populares están aquellos escritos por el Dr. Richard Ferber en EEUU y de su aprendiz el Dr. Eduard Estivill de España. La técnica de adiestramiento que ellos proponen se basa en el abandono del bebé en su cuna por periodos de tiempo que van incrementando sistemáticamente. La técnica además involucra ignorar el llanto del bebé. Estos métodos que ellos proponen en sus libros han demostrado ser métodos efectivos en lograr el objetivo deseado, es decir, la mayoría de padres que siguen la receta al pie de la letra logran que sus hijos duerman en sus cunas toda la noche. Sin embargo, lo que estos padres no saben es que el precio a pagar por unas noches más reparadoras y sin disrupciones puede ser muy alto. Estos libros no aluden a los efectos de este adiestramiento a largo plazo. Pero eso es obvio. El objetivo de estos doctores es lograr que los bebés duerman pues eso es lo que los padres quieren. El objetivo nunca ha sido la felicidad del bebé, ni que los bebés se desarrollen óptimamente. Todo lo que ellos recomiendan en sus libros a través de éste método inventado y sin respaldo científico, revuelve alrededor de la necesidad de los padres. 

El Dr. Ferber es especialista en el área de la salud física y el Dr. Estivill es especialista en trastornos del sueño. Ninguno de los dos es psicólogo infantil de manera que no está dentro de su área de experiencia el aludir a los efectos psicológicos de tal adiestrameinto. Interesantemente, el Dr. Ferber durante entrevistas realizadas recientemente ha declarado públicamente que se arrepiente de haber dado ciertos consejos a los padres a través de sus libros y publicaciones. Él admite además que una práctica alternativa y muy respetable es el dormir cerca de los padres como solución a lo que tanto él como Estivill perciben como un ‘problema’. El ‘problema’ del insomnio infantil. Es entendible que dos doctores sin entrenamiento en psicología infantil y desde una perspectiva adulta consideren que un hecho fundamentalmente biológico -tal como el despertar frecuente de los bebés por la noche-  sea un trastorno del sueño o un problema que necesite remediarse. Un ‘problema’ que al parecer afecta al 100% de los bebés humanos porque no hay bebé que duerma toda la noche y que prefiera hacerlo en solitario. Me pregunto ¿qué les diría la madre naturaleza a estos dos doctores si ella pudiera hablar? Seguramente la naturaleza lo tomaría muy a pecho el que se implique que todos los bebés humanos vienen con falla de fábrica.




Así es como funciona el método Ferber o el método Estivill: No se empieza este entrenamiento antes del tercer mes. Primero se los deja llorar por 5 minutos solos en sus cunas al cabo de los cuales la madre (o el padre) entran a la habitación del bebé a reafirmarle  que todo está bien. No se los debe marcar. Simplemente se les dice frases positivas que lo hagan sentir mejor y aún sigan llorando la madre sale de la habitación dejándolo llorar por 10 minutos. Después se repite el proceso y se los deja llorar por 15 minutos. El proceso se repite gradualmente en incrementos de 5 minutos hasta que finalmente se ha entrenado al bebé a no llorar por largos periodos de tiempo. Por lo general los intervalos de llanto disminuyen porque el bebé aprende a no depender de sus padres o porque simplemente está exhausto después de llorar por horas y su cuerpo inevitablemente cae dormido. 

Este método ha sido efectivo para entrenar a muchos bebés, sin embargo, así los padres hayan seguido la receta al pie de la letra, hay ciertos bebés que no responden a este entrenamiento. Muchos desarrollan infecciones de oído por la congestión que conlleva el llanto prolongado. Si ese es el caso, la receta recomienda a los padres interrumpir el proceso mientras se recupera el bebé y retomarlo una vez que se termine la dosis de antibióticos. Además, dado que este método asume que no habrá cambios en los horarios y rutinas del bebe, algo tan simple como una salida a comer durante las horas de siesta del bebé puede interferir con el proceso de entrenamiento. 

A pesar que éste método es duro tanto para los bebés como para los padres quienes instintivamente sienten la necesidad de consolar y de responder a su necesidad, los bebés por lo general responden al entrenamiento. Con el tiempo se rinden y dejan de llamar a sus padres con su llanto, lo cual se interpreta como que han aprendido a dormir solos sin necesidad de ser arrullados o amamantados. Debido a que no hablan, los adultos no sabemos que es lo que nuestros bebés opinan y sienten después de haber pasado por esa experiencia. Sin embargo, los estudios científicos nos dan una buena idea de que es lo que pasa físicamente dentro de sus cerebros y de sus sistemas corporales. Hay un sinnúmero de estudios que han demostrado que el llanto prolongado eleva la frecuencia cardiaca, eleva la presión sanguínea en el cerebro, reduce los niveles de oxígeno y pone al corazón en un estado de estrés. Los niveles de cortisol, de adrenalina y de otras hormonas del estrés se elevan en gran medida, lo cual a la vez  impide el funcionamiento apropiado del sistema digestivo e inmunológico. Estos son simplemente algunos efectos físicos de un entrenamiento poco sensible, no se diga los daños psicológicos que son más difíciles de estudiar puesto que no se ven. 

Sobre los efectos psicológicos del entrenamiento, apliquemos algo que ignoramos muchas veces llamado ‘sentido común’ ¿Qué es lo que realmente aprenden los bebés a partir de un adiestramiento basado en la negligencia y en el abandono durante una etapa en la que son completamente dependientes de los adultos? Aprenden a desconfiar y a no depender de sus progenitores.  Aprenden a que sus necesidades y sus llamados de auxilio no son importantes y que su mundo ahora es frío y solitario. Aprenden que las palabras de amor y de consuelo que reciben durante el día, no se aplican a la hora de dormir. Es muy posible que éstas experiencias tan tempranas marquen de por vida su sentido de valor y de autoestima. 

A pesar de todos los riesgos implicados en este tipo de entrenamientos, cabe aclarar que hay personas a quienes consideramos ‘normales’ quienes fueron entrenadas a dormir con estos métodos cuando eran bebés. Hay también personas que de adultas no pueden dormir sin una televisión prendida o sin música de fondo. Es muy difícil para la ciencia el poder determinar exactamente cuáles son las causas exactas de ciertos trastornos o problemas tanto físicos o psicológicos porque, por lo general, todo problema es causado por una combinación de factores. Sin embargo, sea cual fuere tu preferencia o estilo de crianza, recuerda que es igual de importante proteger la salud mental y física de nuestros hijos como lo es el proteger la nuestra. Los padres que están privados de sueño no podrán ser padres amorosos y efectivos. Por el contrario, serán padres cansados, gruñones y frustrados. Así que pon estas dos cosas en la balanza. No nos sirve de nada el privarnos de dormir para atender al bebé por la noche si es que eso implica que durante el día vamos a estar mal genios y menos tolerantes. Existen otras maneras más sensibles para entrenar a los bebés a dormir solos que no implican dejarlos llorar (Elizabeth Pantley propone un método sin lágrimas en sus libro "Felices Sueños") y hay también la práctica del colecho , que pone al bebé más contento y al mismo tiempo permite que los padres descansen mejor por la noche. 

Tal vez más importante que lo que diga o no diga éste artículo, es saber escuchar tu voz interna de madre o de padre y hacer caso a TUS INSTINTOS. Si el dejar llorar a tu bebé te hace sentir culpable o te incomoda, por algo será. La naturaleza no nos diseñó para abandonar a nuestras crías por la noche. De hecho, lo más seguro es que si las madres de la edad de piedra hubieran dejado a sus hijos en otro lugar de la cueva por la noche, no hubiéramos sobrevivido como especie. 

Sandra Ramirez M.S.E.

jueves, 11 de septiembre de 2014

La crianza con apego: más que un estilo es una responsabilidad social



Nadie puede criar dentro de una burbuja pues todo lo que pase en nuestro hogar afecta a la sociedad. Si cada generación de padres hiciera un mejor trabajo de criar que la generación anterior, hoy no estaría escribiendo estas palabras. Desafortunadamente, todavía nos falta mucho por aprender. Vivimos en una sociedad en la que nos contentamos gastando mucho dinero para arreglar los problemas en vez de prevenirlos. El estrés y la rutina nos hacen a menudo olvidar el rol muy importante que tenemos en la prevención de epidemias sociales que están a la orden del día.
Empecemos por analizar los efectos de una crianza basada en la violencia. En aquellos países donde hay un gran índice de violencia como por ejemplo en los Estados Unidos, los índices de enfermedad mental y encarcelación también son altos. Se reportan más de tres millones de casos de abuso infantil cada año. Los profesionales de la salud tanto en los Estados Unidos como en otros países del primer mundo son testigos de un aumento incontrolable de casos de depresión, ansiedad, trastornos de deficit de atención e hiperactividad, desórdenes de la conducta y otros desórdenes emocionales , físicos y conductuales.
Algo esta pasando en la sociedad que afecta de sobremanera a los niños. La pregunta es: ¿qué  está pasando y porqué? Muchos expertos dicen que ésta crisis en la sociedad americana tiene que ver con que los niños sienten una profunda falta de conexión con sus padres y su comunidad. Este sentimiento es común entre los niños y adolescentes con problemas de tipo mental sin importar sus razas, clases sociales y religiones. Como ve, la clave para prevenir problemas de tipo mental, emocional , físico y social está en el vínculo de apego que los niños establezcan con sus padres y que posteriormente transfieren a la sociedad.
Podemos originar cambios muy importantes en la sociedad del futuro si actuamos hoy como padres cariñosos , empáticos, y conscientes de nuestros instintos. Los lazos de cariño y apego se fortalecen en casa cuando los padres inteligentemente eligen un estilo de crianza sensitiva y respetuosa. Estas familias fuertes y estables, a su vez, enriquecen a la sociedad que las rodea. Si todas las familias fueran así , imagínese que sólida sociedad la que tendríamos! 
Sandra Ramirez M.S.E.


 
 

lunes, 1 de septiembre de 2014

NATURALEZA VS.TECNOLOGIA Y OTRAS GUERRAS SIN SENTIDO EN LA CRIANZA


Si usted es uno de esos padres que alberga culpabilidad al permitir que sus hijos más pequeñitos usen la tecnología, este artículo es para usted. Le consolará saber que muchas familias desde 1999 han acarreado la misma culpa cuando la Asociación Americana de Pediatría (AAP) aconsejó a los padres  no permitir a sus hijos pasar tiempo frente a una pantalla.  Ni una hora, ni un minuto, nada. En 1999, no ser expuestos a la “pantalla” se refería exclusivamente al uso de la televisión pues no existían tabletas, laptops  y muy pocas familias contaban con computadoras en casa para uso familiar.  El enunciado de la AAP publicado en primeras planas de los periódicos más importantes de EEUU decía: " los pediatras deben urgir a los padres evitar que sus hijos vean la televisión antes de los dos años”... más abajo en la misma columna decía: "A pesar que ciertos programas de televisión son promovidos para los niños de éste grupo de edad, las investigaciones sobre el desarrollo del cerebro en las edades tempranas demuestran que los bebés y los niños menores de tres años tienen una necesidad crítica de interacción directa con sus padres y otros cuidadores para asegurar un crecimiento cerebral sano y un desarrollo de destrezas sociales, emocionales y cognitivas apropiadas. Por lo tanto, el exponer a los niños a la televisión no es recomendable". Esta recomendación la AAP la hizo después de que un estudio sugiriera que más del 35% de los niños menores de un año pasaran frente a la televisión por una o dos horas, cifra que se incrementaba al 44% en menores de dos años. 




¿Se dio cuenta que en el enunciado de la AAP no hace referencia a estudios cerebrales? Esto significa que la recomendación de la AAP no fue un resultado directo de estudios médicos cerebrales que hayan concluido que la pantalla es directamente perjudicial para el cerebro infantil. No hay una base orgánica o prueba contundente de que lo que ocurre en una pantalla tenga efectos directamente perjudiciales para un cerebro infantil. De hecho, hasta la fecha existe poca evidencia de que ese sea el caso. Los estudios si han podido establecer una asociación entre problemas de atención y el ver la televisión, pero asociación no significa causación. Es decir, no se puede decir que el ver la televisión causa problemas de atención, simplemente se sabe que cada hora de consumo de televisión en niños entre 1 y 3 años incrementa un 10% las probabilidades de que presenten trastornos de atención a la edad de 7 años. Así lo indicó también en el 2009 la Asociación Española de Pediatría (AEP) mediante un comunicado. Cuando los estudios no pueden establecer causación, las dos variables se pueden relacionar de diferentes maneras. O bien la televisión es la causa de los problemas de atención, o bien los niños con problemas de atención son más propensos a ver la televisión.  Lo único que la asociación entre las variables indica es una relación.


Con la aclaración anterior espero le quede más claro que la recomendación de la AAP fue para comprometer a los padres a pensar más acerca del cuándo, el dónde y el porqué del uso de la pantalla pues el estudio reveló que los niños de ese entonces no estaban siendo provistos con oportunidades para desarrollar su cerebro óptimamente sino que pasaban mucho tiempo frente a la pantalla. Una recomendación de esta índole era necesaria para empezar a concientizar a los padres. Hoy en día la recomendación de la AAP se mantiene y estipula un límite de dos horas diarias para niños entre 3 y18 años y nada para los menores a dos años. Esto incluye el uso de tabletas , smartphones que también se consideran “pantallas” a pesar de que al ser éstas de índole interactiva, abren paso a otro tipo de experiencias cerebrales que están siendo estudiadas. 


La exploración

Se dice que los niños por naturaleza aprenden explorando todo aquello que les rodea. En ese sentido, ¿es lo mismo explorar un nuevo app o un dispositivo tecnológico que explorar un objeto natural? Los expertos en cognición afirman que el cerebro de los niños se desarrollan a su máximo potencial cuando se involucran en actividades que estimulan sus sentidos y cuando las experiencias les hacen sentir o percibir cosas nuevas. De hecho, en ese principio se basan los centros de estimulación temprana. Se sabe que las neuronas de un bebé se activan y forman nuevas conexiones a través de la exploración de lo nuevo y lo desconocido. En ese sentido, la diferencia que existe entre explorar un app nuevo en la tableta y explorar un animalito es que la experiencia del app es menos enriquecedora pues los estímulos llegan solo por dos canales sensoriales (los ojos y los oídos) mientras que con un animalito o un objeto tridimensional, la experiencia es completa pues pueden verlo, olerlo, escucharlo y tocar sus diferentes texturas. La exploración de una pantalla es una experiencia de dos dimensiones mientras que el mundo a su alrededor es mucho más rico en estimulantes pues es un mundo tridimensional.  Eso no significa que la exploración de la pantalla sea perjudicial, simplemente es una experiencia menos enriquecedora para sus mentes en desarrollo.



El contexto
 
Una manera de mantener las cosas en perspectiva sobre el uso de la tecnología y terminar con el sentimiento de culpa es preguntarnos acerca del contexto.  ¿Estamos permitiendo que el uso de la tecnología reemplace a otras experiencias potencialmente más estimulantes para nuestros hijos? Si ese es el caso, tendríamos que considerar cuales son las razones y los factores que nos llevan a hacer eso. Si por el contrario, estamos permitiendo a nuestros hijos el uso de la tecnología como una opción más dentro de su repertorio de actividades diarias,  entonces no habría de que preocuparse. Usted no es mala madre o mal padre por exponer a sus hijos a una pantalla. Por décadas las madres hemos utilizado la televisión como una manera de obtener un descanso para poder hacer otras cosas como ir al baño, cocinar o poner la ropa en la lavadora y no lo pensábamos dos veces. Hoy en día, sin embargo, muchas madres que sientan a sus hijos frente a una pantalla para “tomarse un descansito” albergan mucha culpa innecesaria. Es verdad que no hay mejor experiencia que la interacción, la exploración de la naturaleza y el juego libre, pero ¿usted realmente cree que 20 o 40 minutos diarios frente a una pantalla van a afectar el cerebro de su niño? Le repito, no existen pruebas científicas de que la pantalla como tal o las escenas de televisión en sí mismas hagan cosas maliciosas al cerebro humano. Lo que sí sabemos con certeza es que si se reemplaza una actividad estimulante por un programa de televisión, entonces estamos privando a nuestros hijos de alcanzar su mayor potencial tanto a nivel cognitivo, como a nivel social y motriz. 


Recuerde que hoy en día la tecnología nos invade y ha venido a quedarse. El ignorar el puesto que ocupan los smartphones y tabletas en nuestras vidas sería inútil. Muchas escuelas en su afán de actualizarse  con las exigencias del siglo veintiuno han incorporado más tecnología en sus salones de clase pues se ha comprobado que los niños aprenden mejor cuando se divierten, cuando se involucran en su aprendizaje y cuando la información les llega por diferentes canales sensoriales. La tecnología ha revolucionado la educación y los educadores también han ajustado drásticamente sus métodos de enseñanza en respuesta a las nuevas tecnologías en los últimos años. Atrás han quedado los días en los que el maestro se paraba adelante del salón a dar largas charlas sobre un determinado tema. La tecnología en el aula cuando es utilizada adecuadamente y con seguridad, puede crear un mundo más interesante, un entorno interactivo en el aprendizaje se vuelve más relevante y significativo para los estudiantes. Las aplicaciones educativas de las tabletas permiten que el niño interactúe, piense y no que sea simplemente un agente pasivo. Los juegos de estrategias permiten al niño desarrollar algunas de las mismas habilidades que ciertos juegos de mesa. 

La tecnología es parte de nuestro presente y sin duda de nuestro futuro, sin embargo, muchos artículos y afiches se escriben sugiriendo que los niños no deben usarlas. Esa es una batalla perdida. Es poco realista pedir que un niño no se interese en aquello que está en su medio inmediato. No podemos pedir a nuestros hijos que no jueguen con nuestros smartphones si el ejemplo que reciben de nosotros les dice todo lo contrario. Por un lado los adultos no podemos vivir sin nuestros juguetes tecnológicos, pero por el otro, deseamos que nuestros hijos jueguen los juegos tradicionales que nosotros solíamos jugar de pequeños. Recuerde que la mejor manera de enseñar a nuestros hijos a hacer algo es hacerlo nosotros mismos para así servirles de ejemplo. Así que si nos resulta difícil hacerlo, lo más sensato sería decidir no pelear esa batalla. En esta era donde el Facebook y el Whatsapp son parte de nuestro diario vivir, no podemos esperar a que nuestros hijos se hagan de la vista gorda. 

La clave está en la moderación, en el contenido y en el contexto. Si aquello que permitimos a nuestros hijos ver en la televisión o jugar en una tableta proporciona valiosos aprendizajes y lo hacen en un momento en el que no estarían haciendo nada mejor, entonces no hay porque pensarlo dos veces. El permitir que el niño se entretenga mientras usted hace los quehaceres de la casa no la hace mala madre, todo lo contrario, le hace una madre bien prevenida. Si lo hace en un contexto donde el uso de la tecnología no constituye una manera de evadir otros importantes aprendizajes, entonces, no hay mal ni prejuicio en utilizarla.


El contenido 
 
Al igual que el contexto, el contenido, es decir, aquello que se ve en la pantalla es también muy importante. Permítame ahora contarle mi experiencia personal sin pretender generalizar ni tampoco sugerir que usted haga lo mismo. Mi esposo y yo siempre hemos permitido que nuestro hijo vea la televisión, incluso antes de los dos años, pero tiene un menú de programas que le hemos presentado como opciones. Estos programas nos parecen apropiados y educativos. Nos ha causado admiración el ver la facilidad con la que nuestro hijo adquiere nuevo vocabulario en particular gracias a los programas de George el Curioso , Súper Why , además de otros videos infantiles encontrados en YouTube.  Nuestro hijo a sus dos años y medio reconoce las figuras geométricas, los colores, los números del 1 al 10  y nombra por lo menos unas 10 letras del abecedario. Todo esto lo ha aprendido a partir de la televisión y el ipad. Nunca nos ha parecido que la tecnología sea una abominación para él. Todo lo contrario, ciertos programas y apps son muy divertidos y apropiados y estamos seguros que de no existir, él no se hubiera interesado en aprender letras y números a tan temprana edad.  Nadie lo ha forzado a aprender las letras, de la misma manera que no lo forzamos a ver la televisión ni a jugar en el patio. Si él quiere verla, nos pide, si ya se aburrió de verla, se va a jugar algo más. No hay batallas ni peleas por su uso. El uso de la televisión o del iPad no lo previenen de explorar y jugar otras cosas pues la tecnología no ocupa más que una pequeña parte de su día. Este parece ser el caso en la mayoría de familias también. Los niños antes de la edad escolar naturalmente prefieren jugar otras cosas antes que ver la televisión, y si ven la televisión, lo hacen por no más de 20 o 30 minutos en una sentada.

Tal vez más importante que batallar con nuestros hijos y con nuestras propias consciencias sobre el uso de la tecnología, es pensar en nuestra propia dinámica familiar. En un hogar donde ambos padres trabajan y tienen tiempo contado con sus hijos cada noche, ese tiempo sería mejor utilizado al compartir una comida juntos y jugar dejando la tecnología como una opción durante las horas de la mañana. En un hogar donde uno de los padres está en casa a tiempo completo, la televisión constituye una magnifica manera de tomarse un merecido descanso. Ese descanso a su vez, ayudará a que la madre o el padre en casa satisfagan de mejor manera las necesidades de sus hijos en vez de acumular cansancio y resentir el hecho de que su vida no es nada normal. A pesar de que las recomendaciones sean dadas en forma general para todos los padres, resulta más beneficioso pasar esa recomendación por la coladera, es decir, por el filtro de su propia situación, antes que dar paso a la tensión y al estrés ante la imposibilidad o la dificultad de acatar una recomendación de esa índole. Solo usted sabe cuál es su caso particular y que rol juega la tecnología en su vida familiar. 

En resumen…
El temer a la tecnología como que fuera una abominación no es solo poco sano sino también poco realista. Una manera más realista de abordar la recomendación de los pediatras es pensar en el contexto, el contenido y en nuestra propia dinámica familiar. Mientras haya una variedad de actividades estimulantes para nuestros hijos, el uso moderado de la televisión no podrá causar ningún daño. No se sienta culpable innecesariamente. Las pantallas como tales no son dañinas para el cerebro. Sin embargo, el permitir que una pantalla se vuelva la principal fuente de diversión de sus hijos si puede ser perjudicial. Su uso no debe reemplazar el juego libre ni la exploración de la naturaleza, ni cualquier actividad propia de los niños como correr, construir, caerse y enlodarse. Estas actividades deben incluirse en la rutina diaria de todo niño para garantizar un desarrollo cerebral óptimo. Así que en vez de albergar resentimiento y culpa por las recomendaciones de los pediatras, mejor pongamos las cosas en perspectiva y analicemos nuestra propia dinámica familiar. Encontremos la manera de que tanto la tecnología como la naturaleza vivan armoniosamente en nuestro hogar. No son enemigas ni existe razón para que lo sean. Todo depende de usted, de su capacidad de raciocinio y de su instinto maternal y paternal.

Sandra Ramírez M.S.E.

martes, 12 de agosto de 2014

El TDAH: un problema educativo y social, no psiquiátrico


Los niños a los antes que llamábamos "niños inquietos" y en los casos más graves, "niños terremoto”, hoy en día son ‘portadores’ de un supuesto Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH). Si bien hay casos de TDAH que si ameritan medicación, una gran mayoría de niños están siendo diagnosticados y medicados innecesariamente. Por lo general, este es el proceso: el maestro piensa que su estudiante es muy inquieto y recomienda a los padres que se lleve al niño al doctor. El neurólogo receta, el psicólogo confirma y los educadores insisten en que los niños se tomen la pastilla. La Asociación Americana de Psiquiatría indica en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) que el 5 % de los niños tiene el TDAH. No obstante, se han calculado tasas mucho más altas a nivel mundial. Es importante recordar que no hay evidencia orgánica de este trastorno. Es muy simple su diagnóstico. Si los comportamientos que muestra el niño se asemejan a un cuadro de TDAH, entonces son diagnosticados. Al no tener una base orgánica, no se puede relacionar a un niño que tiene TDAH con una alteración en su cerebro que estaría a la base de su conducta.

Dado que la tendencia actual es medicar para resolver o mitigar los síntomas de un trastorno o enfermedad, resulta fundamental redefinir los problemas de aprendizaje como lo que son: problemas de tipo educativo, social y no problemas psicológicos o neurológicos. Al resolver problemas sociales con fármacos, se acepta que el problema es de los individuos y no de la sociedad. Desde este punto de vista,  un sistema educativo en crisis no es producto de los pocos recursos educativos ni del anacronismo de las técnicas pedagógicas, sino de los niños. De ésta forma, ensombrecemos un sistema educativo precario y el niño se convierte en el único actor en el proceso de aprender.




No es novedad el que las compañías farmacéuticas se beneficien de la creación y venta de fármacos. Ha sido así por muchos años. Cuando la medicación más común para tratar TDAH, llamada Ritalina, estaba recién saliendo al mercado estadounidense en 1956, sus afiches de propaganda anunciaban la siguiente frase: Ritalina, mucho más fácil que la crianza. Así, poco a poco, los padres de occidente fueron desligándose de su responsabilidad de abordar la conducta y la disciplina desde la crianza en casa. Hoy, lastimosamente, sufrimos las consecuencias sociales de ese tipo de propagandas médicas. Los problemas conductuales hoy en día se han convertido en un problema del niño y de las escuelas, más no del hogar.




En el año 2012, las 11 compañías farmacéuticas más importantes a nivel mundial hicieron alrededor de $85 billones en ganancias netas. Gastan mucho dinero dando regalos y auspiciando eventos para los doctores en la espera de poder influenciar sus hábitos de prescripción. Las medicaciones psiquiátricas son las que más se venden en los Estados Unidos.  



Para comprender como la psiquiatría se ha convertido en un negocio de las compañías farmacéuticas, basta con recordar la contribución del científico ,Leon Eisenberg, el psiquiatra que descubrió el TDAH. Eisenberg dijo, siete meses antes de morir, cuando contaba ya con 87 años, que "el TDAH es un ejemplo de enfermedad ficticia”. Además añadió que lo que debería hacer un psiquiatra infantil es tratar de determinar las razones psicosociales que pueden producir problemas de conducta y trabajar para mejorarlas. Ver si hay problemas con los padres, si hay discusiones en la familia, si los padres están juntos o separados, si hay problemas con la escuela, si al niño le cuesta adaptarse, por qué le cuesta, etc. Pero todo eso toma mucho tiempo, es más fácil recetar para que la conducta problemática mejore o mejor aún, desaparezca, sin importar que la causa a la raíz de la conducta continúe existiendo.

En resumen, nuestro sistema educativo está corrompido. Los índices de trastornos psiquiátricos en las escuelas incrementan desproporcionadamente. Muchos educadores tienen sus brazos atados pues no pueden hacer nada para cambiar un sistema mucho más grande que ellos,  aún cuando bien saben que los métodos educativos actuales no se están adaptando a los tiempos, ni al avance de los niños. Vivimos en un mundo con un sistema educativo del siglo diecinueve, con docentes del siglo veinte y con estudiantes del siglo veintiuno. Nos urge una reforma educativa. Mientras tanto, al lidiar con el sistema actual recuerda que cuando un profesor o médico te da un diagnóstico, no sólo es importante contrastar con la opinión de otro profesional, sino que también debes buscar tú mismo la información. No permitas que tu hijo sea diagnosticado innecesariamente. Talvez lo que necesite no es medicación, sino un cambio de paradigma educativo, una escuela con una visión diferente. Talvez esa sea la única terapia necesaria
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Sandra Ramirez M.S.E.